Esta ponencia se propone estudiar algunos de los espacios presentes en Prosas profanas de Rubén Darío. A partir de las apreciaciones propuestas por Claude Calame en Eros en la Antigua Grecia quien distingue los espacios de la pólis desde lo femenino y desde lo masculino. Estos últimos, están integrados en la ciudad y son propios de Eros y los primeros están en los prados, confundidos con jardines, llenos de flores, ámbitos donde comienzan los juegos eróticos para pasar a los jardines de Afrodita en los que se da la transición de la adolescencia a la madurez sexual (Calame, 2002, p. 160). Así también, en la poesía del nicaragüense los espacios, como los jardines versallescos, palacios o salones, son los que albergan al erotismo y a las figuras femeninas que analizamos detenidamente en consonancia con la tradición clásica. La Belleza sobrenatural de las diosas grecorromanas y la belleza femenina en general van a conducir y traducir a la poesía misma y a eso apunta nuestro trabajo. Veremos así, cómo la elección de Eros en vez de Venus o al revés nos marcan el camino para una lectura de la concepción erótica del poeta, un itinerario hacia la consumación del amor o hacia la conquista y los juegos del deseo.