Teniendo en cuenta los objetivos generales y específicos de la materia, en particular la optimización en la expresión escrita, y que su aprobación es mediante la confección de una sentencia con determinación clara de los distintos tipos de problemas, pasaré a su elaboración no si antes señalar que:
1) el modo de construcción fue utilizando una sentencia –como modelo- de hace 24 años de mi lugar de trabajo (la primera sentencia de mi juez, Dr. Enrique Alberto Gorostegui, en el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial nº 16 departamental La Plata) que acompaño en fotocopia; a fin de no reiterar los defectos o dificultades del citado formulario (palabras poco accesibles al destinatario –sentencia como acto político: críticas de Bidart Campos, Beluscio y Fucito-, narraciones abstractas –sentencia como un cuento-, carentes de detalle y reiterando palabras jurídicas –encriptadas, inaccesibles, incontrolables-) trataré de diseñar un modelo “inteligente-estratégico” para administrar el tiempo jurisdiccional (sentencia como acto económico: producción, selección –valoración- e interpretación de pruebas por parte del juez -gestión y agenda de trabajo-) que diga el qué debo relatar y cómo debo hacerlo (tipo de palabra empleada, “recorte” del relato, orden); en base a decisiones explícitas (ideológicas) en el poder de juzgar;
2) su integración con la lingüística y la lógica tiene relación, respectivamente, con el proceso comunicacional (en particular: tipografía, espacios, distribución de títulos y utilización de viñetas; y en general considerando al Poder Judicial como medio de comunicación de sentencias a la sociedad –derecho constitucional a la información y contenido a las causas por cualquier persona-) y con las reglas para realizar correctamente una sentencia (Genaro Carrió, “Recurso extraordinario por sentencia arbitraria”: causales de arbitrariedad interpretadas a contrario; el proceso –o arte- de argumentar y razonar).