La videovigilancia se ha consolidado en la última década como respuesta ante la “inseguridad”, especialmente entre los gobiernos locales, llegando a cobrar un papel central en las políticas de seguridad. Bajo discursos que las vinculan a las nociones de prevención, eficacia, avance tecnológico y transparencia, las cámaras son investidas de valores positivos e innovadores. Sin embargo, su funcionamiento real es en gran medida una incógnita, así como sus vínculos con las fuerzas de seguridad, instancias judiciales, medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil que componen el campo del control de delito. El presente trabajo se enfocará en la relación entre videovigilancia y fuerzas policiales. Abordaremos este interrogante desde una investigación etnográfica en curso en el centro de monitoreo de la ciudad de La Plata. Entrevistas y observación participante nos llevarán a problematizar su carácter “preventivo”, así como su supuesta independencia para con los sentidos y prácticas policiales tradicionales. El peso de lo policial en su funcionamiento, tanto como las tensiones que genera el nuevo dispositivo, muestran al mismo tiempo continuidad, complejización y algunas transformaciones. Esperamos que estos análisis preliminares aporten a la conceptualización de la videovigilancia, así como una invitación a formular nuevas preguntas de investigación.