Se estudian Molisoles en la cuenca inferior del río Quequén Salado, en una transecta que corta tres unidades geomorfológicas: a - Interfluvio moderadamente ondulado y relativamente alto que es la divisoria principal entre los ríos Quequén Salado y Claromecó, b - planicie de suave pendiente, con delgado manto de depósitos eólicos sobre la capa de tosca que cubre los “sedimentos pampeanos” y c - valle del río Quequén Salado, que actualmente corre encajonado entre barrancas cortadas en un espeso relleno eólico depositado en tres ciclos sedimentarios. Los suelos poseen diferencias morfológicas producto de la evolución geomórfica y pedológica. Las lomas del interfluvio son remanentes de erosión del Pampeano con calcretas, cubiertos por espesos depósitos eólicos cuaternarios. Los suelos se desarrollan en materiales originarios texturalmente semejantes y con moderada evolución pedogénica, ya que poseen horizontes cámbicos. La planicie registra mayor complegidad de eventos de erosión, depositación y pedogénesis; los suelos poseen horizontes argílicos y presentan discontinuidades litológicas poco marcadas y temporales, estas últimas sugeridas por rasgos pedológicos. Suelen presentar varias capas carbonatadas de distinto grado de cementación además del horizonte petrocálcico. Los suelos del valle presentan homogeneidad textural, a veces con diferencias morfológicas que indicarían discontinuidades temporales. En la diferenciación de ciclos pedológicos de los suelos de la transecta, cuando las diferencias texturales son sutiles, los rasgos pedológicos son registros indirectos de discontinuidades temporales. El objeto de esta contribución es analizar las propiedades de los suelos de cada una de las unidades geomorfológicas y los posibles procesos genéticos asociados.