Partimos de las dimensiones social, histórica y cultural de la voz contenidas en el concepto de vocalidad, que busca profundizar la noción de oralidad dando anclaje fono-corporal a la producción de la voz en el tiempo-espacio (Zumthor, 1997). Las vocalidades tradicionales han sido estudiadas por la etnomusicología desde el inicio del siglo XX irrumpiendo en el campo musical con otros sonidos, produciendo una expansión del campo tímbrico y multiplicando las posibilidades de la polifonía vocal.
Dichas vocalidades conformaron archivos vinculados a órganos públicos y/o a centros de investigación académicos, pero a partir de los años 1980 dichos archivos se digitalizan y, por otro lado, comienzan a circular en la industria fonográfica.
Por tanto, a las reflexiones y debates sobre “memoria nacional” e “identidad” necesitamos incluir otras nociones como fetiche y mercadería, abriendo la discusión a cuestiones éticas surgidas de nuestro abordaje y repertorización de esas vocalidades.