El amor se proclama como lo más universal entre los seres humanos que atraviesa todas las razas, las culturas, las clases sociales, las sexualidades, las edades. Nadie pareciera poder escapar al amor así como también, nada más difícil de aprehender. Y también es cierto que no podríamos encontrar una definición que convenza a todas las personas por igual.
Parafraseando a Aristóteles, podemos decir que “el amor se dice de muchas maneras”. Hay infinitas manifestaciones sobre el amor: es algo tan obvio como el aire que respiramos; incluso, se ha dicho que al amor no hay que entenderlo, comprenderlo sino dejarse llevar por él, vivirlo, abandonarse, perderse…
Sin embargo, creo que el amor se puede pensar, se enseña, se transmite, se comparte y frente a la globalización y a las leyes del mercado, me parece interesante detenernos a reflexionar si lo que nos ofrecen experimentar como “amor” es lo que deseamos, aspiramos o tenemos.