En trabajos anteriores vimos como los estudios sobre autoritarismo nos permiten volver aprehensible la extensión de este fenómeno a través de mediciones cuantitativas y nos proveen de muy buenos indicios para conocer los componentes afectivos, evaluativos y cognitivos que forman su estructura interna. En un segundo paso, el análisis del autoritarismo nos sirvió como hilo conductor para el estudio de las asociaciones empíricamente significativas de esa disposición subjetiva con otras preferencias y estructuras ideológicas más complejas. Pero el autoritarismo es también un prisma que refleja la actividad de una determinada escena política y del entramado interno de una cultura. Para analizar en profundidad esta dimensión la aproximación cualitativa resulta fundamental y allí adquiere especial pertinencia metodológica el trabajo con los “grupos de discusión” o “grupos focales”. En la experiencia de nuestra investigación, los grupos de discusión nos sirvieron tanto para validar a posteriori el cuestionario que íbamos a seguir utilizando para analizar el autoritarismo y otros fenómenos ideológicos, como para comprender mejor los discursos, las maneras pragmáticas de aparición en público y los mecanismos psíquicos que están involucrados.