El siguiente trabajo se propone desarrollar un análisis teórico de la función social que, dentro de la cultura, cumple la producción artística. De este modo, se intenta establecer puntos de contacto entre dicha producción y la subjetividad que ella genera -y de la cual es producto-, a parir de interpretar al ciudadano como ciudadano-consumidor.
Se parte de la hipótesis de que en la actualidad, la industria cultural se encuentra regida bajo lógicas de mercado de las sociedades capitalistas avanzadas. Sin embargo, aquí surge la pregunta de si es posible establecer distinciones entre los productos culturales orientados al consumo en el mercado -donde la publicidad tiene un rol central-, y aquellos que son promovidos como parte de programas de políticas públicas, a partir de diferentes organismos estatales. Es a partir de esta dicotomía, que vuelve a aparecer la figura del ciudadano-consumidor; en última instancia, se intenta reflexionar sobre las posibilidades de acción de dicho sujeto.
Dicha problemática es repensada a partir de los aportes teóricos Adorno, la teoría estética planteada por el autor. Es bajo dicho marco teórico que se intenta construir una teoría crítica de la cultura.