El problema de lo humano se convirtió durante la modernidad en un problema central del pensamiento moderno. Luego de que los sistemas de pensamiento occidentales clásicos giraran en torno a las discusiones sobre el cosmos, dios o la naturaleza, la pregunta sobre qué es el ser humano se instaló con fuerza en el discurso moderno. Fue Kant quien en su conocida formula, plantea y establece que las grandes preguntas de la gnoseología, de la ética y de la teología (¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer? y ¿qué me está permitido esperar?) se sintetizan en una sola pregunta: ¿qué es el ser humano?. Es en el pensamiento de Ludwig Feuerbach en donde el giro hacia lo humano se concreta de manera clara, cuando éste da vuelta la formula clásica y plantea que es en realidad el hombre el que crea a Dios y no al revés, como el pensamiento clásico aseguraba. Será en este momento en donde Marx intervendrá en el debate filosófico de la Alemania de su época, criticando el planteo antropológico de Feuerbach. Marx buscará demostrar, en su famosa sexta Tesis, que el tipo de idea de lo humano que plantea Feuerbach es una abstracción sin contenido histórico y que el modo de ser de los seres humanos en realidad está constituido por el conjunto de las relaciones sociales que estos experimentan. De tal modo que la pregunta por lo humano ya no deberá resolverse mediante abstracciones con pretensión universalistas que expliquen la esencia o naturaleza del ser humano de una vez y para siempre, dejando de lado el devenir histórico, social, político, religioso y económico que lleva a estos a ser como son.