La influencia de las redes sociales en la comunicación política es innegable aunque tiene una gran complejidad establecer una métrica adecuada para medir esa influencia.
Lo cierto es que gran parte de los actores políticos decide intervenir directamente en las plataformas o a través de gestores de la comunidad de internet (community manager). Quiere decir que los políticos usan de manera unidireccional las redes sociales. Así lo demuestra una reciente investigación social (González, 2017) donde está claro que hasta el momento la ciudadanía no sabe bien cuál es el verdadero poder de las redes, más aún la misma investigación da cuenta de que hasta el momento las redes sociales no van en camino a convertirse en un contrapoder.
No obstante las redes “no funcionan aisladamente, sino de modo convergente, entrelazando los clásicos y tradicionales medios con todo el nuevo ecosistema digital. Hoy se habla de la nueva diplomacia de redes, ejercida también por los grandes líderes mundiales, desde el papa Francisco hasta Donald Trump.” (Riorda, 2017, en línea).
Cuando hacia finales de 2017 se desató en Irán una ola de protesta contra el gobierno con un saldo de 22 muertos y más de 1000 detenidos, el Estado bloqueó Instagram y Telegram para “mantener la paz” según declaraciones de la televisión pública. En tanto, el presidente de EEUU, Donald Trump, tuiteó: “Grandes protestas. La gente finalmente está sabiendo en cuanto a que su dinero y sus riquezas son robados y malgastados en el terrorismo. Parece que no lo soportarán más. Estados Unidos está luchando muy estrechamente por las violaciones a los derechos humanos” (@realDOnaldTrump, 31 de diciembre de 2017).