La sociología es una disciplina que encontró su nombre definitivo por iniciativa de Augusto Comte. Sin embargo, su existencia es notoriamente anterior. Esta certeza obligó a rescatar el pensamiento acuñado por otros autores, para ubicarlos como la base desde donde se edificó. El tunecino Ibn Jaldún aportó una teoría sobre el conflicto y la espacialidad, Nicolás Maquiavelo desde sus consideraciones sobre la política y Tomás Moro con sus trazos iniciales para una sociología de la “desviación”, devinieron en antecedentes ineludibles. Jean-Jacques Rousseau fue considerado en el mismo nivel junto a la ilustración francesa y escocesa. Aparecen, entonces, en la consideración sobre los albores de la disciplina, nombres tales como los de Montesquieu, Condorcet, Turgot, Adam Smith, Adam Ferguson. La Escuela Politécnica de París también fue una usina insoslayable para configurar la plataforma del pensamiento científico sobre la sociedad.
Entre tantos ilustres apellidos Paul-Henri-Thierry d' Holbach (Paul-Henri Thiry) resultó injustamente solapado, a pesar de su indiscutible aporte para forjar el pensamiento progresista de su tiempo: la Ilustración radical. Tal vez su nombre quedó rezagado al lado de Voltaire, Rousseau o Diderot, pero entre esas figuras probablemente sea “el más actual”.