La guerra de Malvinas constituyó un importante eslabón dentro del contexto de la última dictadura en el sentido que permitió aglutinar tras de sí los reclamos por la cuestionada legitimidad de las Fuerzas Armadas que combinaban la frágil unión al interior de las mismas luego de constantes disputas internas, el desprestigio y fracaso de su plan económico y la sostenida participación de la sociedad civil (Quiroga, 2005).
En ese marco de “movilización de la sociedad” es que debe situarse la acción de Malvinas que entrelazó por un lado la resolución de invasión y ocupación de las Islas por parte de los militares y por otro el sostenido apoyo popular que modificó el reclamo civil que evidenciaba la crisis del régimen militar por un “sólido respaldo popular”.