El presente trabajo de investigación tratará de dar cuenta de la compleja relación entre los distintos tipos de capital, y cómo ella se expresa en un espacio social que pueda ser pensado desde la óptica de un esquema de estratificación social. Más precisamente, buscaremos reconocer puntos de contacto entre la ubicación en la escala social y el acceso a la educación que tal permite en las familias del Gran Buenos Aires. Para esto tomaremos dos puntos en el tiempo como lo son el 2003 y el 2016, donde, transcurridos tres ciclos de gobierno del mismo corte ideológico, y caracterizados por una política de expansión de la producción orientada al mercado interno de consumidores; resulta interesante observar si ha producido o no una movilidad social ascendente y, concomitantemente, indagar si se han abierto nuevas puertas educativas en cada estrato social. Además, es menester resaltar que en medio de los períodos, en el año 2006 se aprobó la Ley de Educación Nacional No 26.206, con la cual -en consonancia con la propuesta internacional de UNESCO (2000)- se extendió la obligatoriedad de la educación formal hasta la finalización del secundario.
Emergieron así dos desafíos: primero, efectivizar el derecho a tal nivel educativo; segundo, “transformar el nivel de manera de convertirlo en menos segmentado socialmente y de asegurar un mínimo umbral de calidad para todos los estudiantes” (Gorostiaga, 2012, p. 142).