En términos globales, el sector primario en general, y el agrícola-ganadero en particular, transitan un cambio de escenario necesario para entender y seguir, tanto desde el sector público (englobando las instituciones políticas, de la investigación, y del conocimiento), como el sector privado.
Antes se vendía lo que se producía, y ahora debe producirse lo que se puede vender, esas son las nuevas reglas, y para progresar es necesario manejar las variables en juego; no con una visión pesimista del futuro, pues existe en el mundo una creciente demanda alimentaria, acompañada por un mayor poder adquisitivo de grandes consumidores históricamente insolventes, como los países asiáticos; sino con una visión realista y sentido de la oportunidad para adecuarse a los mercados, y ser los elegidos.