El Municipio debe asumir un rol acorde a las demandas del nuevo escenario, que se sume a sus obligaciones clásicas: Prestador de ciertos servicios, hacedor de algunas obras, asistente en la emergencia, controlador de ciertas conductas y recaudador para hacer todo eso.
Ahora debe además ser coordinador de acciones públicas y privadas, orientador de inquietudes para el crecimiento, promotor del desarrollo local y facilitador de las iniciativas para el progreso.
El cambio de contexto y de prioridades en las demandas y preocupaciones de la gente exigen que ya no sea sólo un administrador, ahora debe ser un conductor de los destinos de su Comunidad. Parafraseando a Peter Drucker en sus reflexiones sobre el gobierno municipal en EE UU, es necesario un gobierno municipal que gobierne, no sólo un gobierno que haga o administre, sino un gobierno municipal que gobierne.
Pero para esto necesita contar con un plan, y con una estrategia para llevarlo adelante, es decir que el Municipio para poder conducir, debe ser primero planificador y estratega, la planificación estratégica para el desarrollo local adquiere un valor instrumental decisivo.