Pensar a las personas mayores desde la discapacidad no es tarea fácil .Por lo menos para aquellos que sostenemos el principio de autodeterminación como un recurso potenciador para el funcionamiento y calidad de vida para todas las personas, más allá de su condición de salud y edad.
Comprendiendo el proceso de envejecimiento como “un proceso singular, sujeto a la trayectoria vital de aquel que porta años y que a su vez responde a variables históricas sociales más amplias” (Danel P, 2006) nos proponemos reflexionar acerca de cual seria el punto donde este proceso vital se entrecruzaría con un proceso discapacitante-, sin considerarlo como un rasgo inmanente de las personas mayores a quien se la deriva para la certificación de su discapacidad y los efectos que esta certificación podría conllevar.