El running es un fenómeno que ha experimentado un crecimiento exponencial que no da signos de agotamiento a escala global. Las estadísticas, al menos en Occidente, señalan un incremento sostenido desde hace décadas de la cantidad de corredores que participan en las diversas modalidades de carreras, algunas de ellas de imponente masividad. En el caso argentino, y particularmente en la ciudad de Mar del Plata, donde se lleva a cabo el trabajo de campo, se puede registrar una adhesión masiva al running. Sus costaneras y boulevards, plazas y demás paseos urbanos se pueblan todos los días, y durante cualquier horario, de corredores solitarios y grupales. En su gran mayoría, no son atletas de competición, algunos tal vez lo hacen como complemento aeróbico para la práctica de otros deportes, pero la mayor parte de ellos son runners y un porcentaje significativo lo hacen acompañados por otros miembros de sus running teams (de ahora en adelante RT). Si bien todavía no se conoce ningún registro oficial, no menos de 50 de estas agrupaciones suelen ser representadas por sus corredores en las diversas competencias organizadas en la ciudad.
Lejos de plantear una aplicación mecánica de estos conceptos, la oposición dionisíaco/ apolíneo es retomada como un punto de partida para describir las características contrastantes de dos RT en la ciudad de Mar del Plata. Ello permitirá apreciar que el running admite cierta diversidad de ethos grupales que abren posibilidades de que los sujetos proyecten enrolamientos durables dentro del marco común de la pasión por correr y la adopción de un estilo de vida característico.