El asociacionismo de corte liberal –o, con mayor precisión, de matriz ilustrada– que emergió, con la caída del Antiguo Régimen, en Europa y luego en toda Latinoamérica resultó decisivo para la constitución de prácticas culturales modernizantes, principalmente aquellas relacionadas con el desarrollo de un pensamiento secularizado. En Chile, como en otros países, además de las reuniones tertulianas propias de la Independencia, hubo varias experiencias de asociacionismo –en muchos casos ligadas a la esfera “gubernamental”, como las reuniones concebidas por Juan Egaña en su casa de Peñalolén a principios de los años 30–, pero sin duda la de mayor relevancia para la historiografía literaria fue la Sociedad Literaria de 1842. En efecto, fundada a comienzos de ese año y presidida, a partir de mayo, por José Victorino Lastarria, la Sociedad Literaria de Santiago ha sido considerada un punto de infl exión en la historia de las letras y las ideas chilenas.