En este artículo pensaremos en el concepto de circuito como elemento articulador del fenómeno artístico, definiéndolo como un flujo estable en un momento y lugar dado, y donde ningún actor - artista, obra, público - tiene prioridad sobre el otro. A su vez, se asume a la música como fenómeno y como parte de un código social. El fenómeno musical involucra un espacio, un lugar, un público que elige concurrir, un horario, una determinada forma de escuchar o de bailar, que responden a diversas demandas y funciones. Cuando hablamos de música popular, nunca pensamos en la música aislada y de forma abstracta, sino como una unidad inseparable de su rol social, de su horizonte simbólico, del rol de los artistas y su público. Como analizaremos tomando el caso del Jazz, los grandes cambios y revoluciones en la música se dan por algún cambio o novedad en el contexto.