Al redefinirse el aparato museo debe replantearse sus objetivos. Esto lleva a los museos, en especial a los occidentales, a tomar como objeto de estudio a los museos comunitarios o barriales de América. Si los objetivos de un museo cambian esto necesariamente implica una renovación en su ideario y en su posición política.
Las revoluciones pueden “ser” en lo microsocial, tanto en el arte como en los museos. El Director de museo, como gestor cultural, toma de su contexto temporal y social algunos significantes, pudiendo articularlos y reconfigurarlos en un proceso experiencial. El grupo destinatario, interpelado en su subjetividad, retoma ésa configuración. pudiendo hacer una construcción simbólica, ampliando su horizonte simbólico. Por eso se puede entender al gestor cultural como catalizador social.