La Educación Física en la escuela secundaria no sólo produce diferencias entre los géneros masculino y femenino, sino que a la vez estas generan desigualdades, e instalan un posicionamiento asimétrico a favor de los varones. Lo femenino se asocia a lo pasivo, en contraposición a lo activo, expresada por lo masculino. El Diseño Curricular en Educación Física –curriculum explícito– menciona, entre muchos contenidos a enseñar, uno significativo, para el desarrollo de las distintas prácticas gimnásticas, lúdicas, deportivas, atléticas y en contacto con la naturaleza, que se enuncia como “la organización y desarrollo de actividades motrices compartidas con cuidado y respeto corporal entre los géneros y atención a la diversidad” (DGCE S3A, 2008, p. 45) sin embargo observamos que este contenido no está presente en las prácticas cotidianas. Por el contrario, aparece el llamado currículum oculto: el docente que enseña contenidos de acuerdo a sus saberes, su trayectoria, su posicionamiento ideológico; parafraseando a Bourdieu (1980) el/la Profesor/a realiza su enseñanza desde su habitus, y simultáneamente contribuye a la constitución del habitus de sus alumnos, sin incorporar las actualizaciones de los contenidos curriculares. Desde este discurso, el habitus del docente está presente en las clases considerando al adolescente desde el dualismo cartesiano.