En los últimos años aumentaron los casos de niñxs y jóvenes que hacen visible su transición de género durante la escolaridad primaria o secundaria. Esto pone en cuestión la construcción de corporalidades sexuadas hegemónicas que la escuela históricamente contribuyó a reforzar. La ponencia hace visible la particular tensión que se produce en el espacio curricular de Educación Física. Aquí, donde el despliegue corporal es altamente visible, las identidades disidentes se instalan como disruptivas. A partir del relato de escenas se realiza un análisis reflexivo acerca del posicionamiento docente y de algunas características de este espacio educativo que dificultan alojar la disidencia sexual. El texto también avanza en la discordancia que se produce entre el accionar docente y los marcos normativos vigentes.