Las alteraciones en la activación neuromuscular anticipatoria y reactiva tanto en el tronco como en las extremidades pueden interferir con el inicio y la ejecución del movimiento coordinado. Cada posición articular, ya sea alterada o no, depende de la función muscular estabilizadora y la coordinación de los músculos locales y globales para garantizar una posición neutral o centrada de las articulaciones en la cadena cinética. La calidad de esta coordinación es crítica para la función conjunta y puede ser valorada. Una deficiente función estabilizadora puede resultar en una mayor actividad de la musculatura implicada, lo que probablemente conduzca a un esfuerzo excesivo debido a movimientos compensatorios. La interpretación de los mecanismos de estabilización neuromuscular dinámica enfatiza la importancia de la coordinación muscular precisa para un movimiento eficiente, así como para soportar la carga de compresión, que se produce en posturas estáticas o sostenidas.