La cuenca del Atlántico Sur constituye una región de interés geopolítico que ha trascendido el mero carácter de área estratégica de paso hacia otros océanos o de acceso a los continentes próximos y a sus recursos y mercados.
En las últimas décadas, la importancia de sus recursos (ictícolas o energéticos), la magnitud alcanzada por algunas de las economías emergentes regionales o la presencia militar desarrollada por las principales potencias, entre otros factores, la han incluido entre las zonas atractivas y preocupantes del planeta, pasando por las prácticas de afirmación de soberanía de Estados litorales, el afianzamiento de la presencia militar de Estados Unidos y Gran Bretaña, la avidez en la prospección y explotación de hidrocarburos, las prácticas pesqueras, los intentos por desarrollar una genuina cooperación sur-sur regional y, sin duda, la cada vez mayor presencia de China en las economías suramericana y africana.
La etapa geopolítica y económica iniciada en la nueva década, con su nuevo juego de tensiones y particularismos hegemónicos, parece haber desviado su atención hacia el Pacífico y el gran conjunto eurasiático, por una parte, o hacia los problemas internos de cada potencia, por otra. En el presente trabajo intentaremos, basándonos en los aportes teóricos de Wallerstein y Taylor y de los ciclos sistémicos de acumulación de Arrighi, así como en las perspectivas sobre los espacios geográficos propuestas por Lefebvre y en análisis propios con respecto a la evolución de la Geografía política, reinterpretar el verdadero valor geopolítico del Atlántico Sur en la actual etapa.