En la actualidad la porcinocultura se presenta como una buena alternativa productiva, beneficiada por los períodos cortos de producción, los altos índices de conversión y la mejora genética, que ha facilitado la obtención de carne magras de alta calidad. Cuando se habla de calidad de carne, es importante hacer referencia a las conceptualizaciones existentes alrededor de ella. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la calidad de la carne se define en función de su composición, particularmente de la relación carne - grasa, y de factores organolépticos como el olor, firmeza, jugosidad, ternura y sabor. La calidad se halla diferenciada claramente en función a la fase de producción, industrialización o comercialización en la que se encuentre el producto, y el productor, procesador y consumidor, varían su modo de percibir la misma, según su grado de apreciación particular. Hoy en día las dinámicas oferentes minoristas de carne, surgen como respuesta directa a las representaciones del consumo, generando mercados heterogéneos con múltiples combinaciones. Es en este sentido es que se fija como objetivo del presente trabajo caracterizar el mercado minorista de la carne de cerdo en la localidad de La Plata, rescatando a su vez la percepción del consumo a partir de la visión del oferente del producto, entendiendo a este en su rol de expendedor, y también como intérprete e interlocutor del consumidor.