En la última década, los artistas devienen en artistas/diseñadores y comienzan a programar softwares para componer piezas audiovisuales. El software comienza a tener un rol preponderante en la ejecución de esas piezas en contextos en donde el tiempo real, es decir, la posibilidad de modificar parámetros en vivo, se vuelve fundamental. Lo algorítmico y lo científico comienza a tener cada vez mayor protagonismo en el diseño y el arte.