La inserción exitosa de un complejo portuario en las redes comerciales se debe en gran medida a su capacidad para proveer bienes y servicios necesarios a la navegación. Al presentar la demanda potencial que habría generado 386 embarcaciones presentes en el Río de la Plata entre 1720 y 1778 y algunos datos concretos sobre su satisfacción, se pretende tornar manifiestas realidades económicas y sociales aún inexploradas. En primer lugar, se resalta la demanda de alimentos, muchos de ellos elaborados, que parece haber integrado la economía urbana y rural. En segundo lugar, a través de los servicios necesarios para mantener a flote los navíos, se tiene un panorama del mundo de los oficios. Ambos, permiten pensar en la existencia de una prosperidad relativa que habría alcanzado a la mayoría de la población local, que, junto a la ausencia falta de alimentos, completa la idea acerca de la ausencia de 'crisis típicas de Antiguo Régimen' en este espacio y obligan a comenzar completar las preguntas existentes sobre la estructura económico-social rioplatense durante el Antiguo Régimen.