El abordaje del concepto de región enfrenta problemas epistemológicos y metodológicos semejantes a los confrontados por las nociones de espacio, espacio social, ciudad y territorio.
Se trata de ideas nutridas por aproximaciones múltiples en donde el acuerdo y la síntesis parecen metas inalcanzables. Una de las razones que explica esta diversidad de acepciones y aproximaciones se relaciona con el hecho de ser conceptos elaborados desde múltiples disciplinas y en donde es difícil encontrar o establecer la preeminencia de alguna.
La delimitación de la espacialidad se convirtió en un problema a resolver por el ingreso de la Historia en el campo de las ciencias sociales y la importancia dada a conceptos como mercados, producción, clase social, cambio social, conflicto, poder, identidad; categorías provenientes de la economía, la demografía, la sociología, la antropología, la teoría literaria y aún los estudios culturales.
Fue así que, abandonando los relatos políticos fácticos considerados importantes para la construcción de la nación, los historiadores se abocaron a los estudios económicos y sociales apoyados en diferentes teorías sociales y económicas, que le obligaron a definir espacios inteligibles para el análisis, que excedían lo local y no se correspondían a los espacios delimitados por soberanías nacionales, jurisdicciones provinciales y regiones históricas.
No es una tarea simple consensuar respecto a la categoría de región. No es tampoco nuestro objetivo en esta ocasión; pero sí es imprescindible realizar algunas aproximaciones en torno a su definición