En términos del análisis del poder, Estados Unidos se encuentra con profundas contradicciones desde 1999-2001 al interior de sus grupos, actores y clases dominantes, a lo que se le agrega un creciente malestar popular anti-establishment. La fisura por “arriba” comienza a observarse tenuemente al final del mandato de Bill Clinton (1993-2001), cuando este impulsa entre otras cuestiones: a) la derogación de la Ley Glass-Steagall que permite terminar con la división de la banca comercial con la banca de inversión, creando inmensas redes financieras globales; b) la creación del G-20 impulsado por las fuerzas globalistas como nuevo ámbito de gobernabilidad mundial de un capitalismo transnacionalizado, en lugar del G7; c) el fortalecimiento por parte de las fuerzas globalistas de las instituciones internacionales multilaterales (FMI, BM, OMC) en detrimento de las soberanías nacionales, incluso la de Estados Unidos según los americanistas.