Introducción: las especies de Fusarium pueden causar infecciones severas en pacientes transplantados o con cáncer de origen sanguíneo. Asimismo, son causa de onicomicosis en pacientes normoinmunes. La biota endógena del ambiente hospitalario es casi siempre la fuente de infección en los pacientes hospitalizados. El tratamiento se basa en el uso de anfotericina B (AB) y voriconazol (VZ), no obstante, la respuesta suele no ser eficaz y el desenlace fatal es cada vez más frecuente, no solo por la resistencia de Fusarium spp., a los antifúngicos, sino también por las limitadas opciones terapéuticas.
Si bien la terbinafina (TB) y el itraconazol (IZ) son de elección para el tratamiento de las dermatoficias muestran potente actividad in vitro frente a un amplio espectro de hongos miceliales.
En ciertas infecciones bacterianas y virales se recomienda la asociación de antimicrobianos para optimizar el manejo terapéutico, sin embargo, no existe aún suficiente experiencia ni evidencia con las infecciones fúngicas. La actual disponibilidad de nuevos antifúngicos, y la posibilidad de realizar distintas combinaciones, hacen necesario el conocimiento de la sensibilidad in vitro de Fusarium spp, independientemente del origen del aislado.