A 13 años de la sanción de la ley Nº 26.150 que crea el programa de Educación Sexual Integral (ESI) y desde las categorías y debates que aportan las pedagogías críticas en la educación, nos vimos convocadas a reflexionar sobre sus posibles articulaciones.
Dentro las teorías críticas, ubicamos que se encuentran los principales cuestionamientos a las perspectivas tradicionales en la educación que se expandieron mundialmente a finales del siglo XIX y principios del XX denunciando su lugar conservador y reproductor de las relaciones de producción dominante y la centralidad en la moralización y disciplinamiento social. La escuela, para los primeros exponentes marxistas, será entendida como aparato ideológico del Estado que reproduce relaciones sociales desiguales.
Es a partir de otras influencias como las de Mc Laren, Da Silva, Giraux y otrxs, que destacamos la dimensión cuestionadora y transformadora que la educación puede desarrollar en la construcción de relaciones sociales más democráticas e igualitarias, su lugar potencial de cambio social.
Arriesgamos en este trabajo que instalar la educación sexual integral como contenido curricular transversal en las escuelas, está configurándose como un movimiento pedagógico con potencialidad para contribuir a transformar estructuras socio culturales fuertemente arraigadas.
El Frente intersectorial en defensa de la ESI, el lugar reivindicativo en la lucha docente, la creciente demanda por su cumplimiento por parte de les estudiantes y la embestida contra ella por parte de sectores reaccionarios de la sociedad, nos hace creer en la potencia de la escuela de hoy como espacio productor de nuevas subjetividades.