Preguntas de difícil respuesta se nos presentan al momento de iniciar una reflexión sobre la infancia, sobre todo si consideramos que el siglo que acabamos de dejar ha sido caracterizado como el "siglo de los niños". En primer lugar: ¿quiénes son ellos?; ¿cómo y por qué se diferencian de los adolescentes y los adultos?; ¿desde cuándo han existido como un grupo social diferenciado que los define como tales? En segundo lugar, interrogantes sobre sus condiciones de vida: ¿han sido siempre pensados como personas que demandan del cuidado de los adultos?, ¿y como ciudadanos que gozan de derechos?; frente a situaciones límites como la muerte de un niño, ¿han experimentado cambios los sentimientos de los adultos?; las condiciones de exclusión social que afectan la vida infantil, ¿han tenido en el pasado las mismas consecuencias que en el contexto actual? Algunas de estas preguntas han sido exploradas por la Historia Cultural, la Historia de la Educación y la Sociología de la Infancia. En estas disciplinas se fundamenta la presente reflexión, organizada en cuatro apartados que tematizan sobre las sensibilidades modernas de la infancia, los lugares destinados a los niños, los vínculos entre la cultura infantil y la cultura escolar y las nuevas formas de pensar la socialización infantil.