El cuerpo hoy implica una especie de collage de elementos repetidos y reiterados, que son enunciados por una estética que se define haciendo alarde de la falta de sentido. Allí emergen cuerpos; todos muy parecidos, que se repiten en la imagen del gimnasio, al igual que en la multiplicidad de imágenes y pantallas que atraviesan nuestra vida cotidiana. Una especie de construcción de una forma de estética, donde lo importante pasa por mantener la juventud, dentro un pánico al envejecimiento que promete seguir perteneciendo a un mundo que se presenta como traicioneramente expulsivo.
De esta manera, también el cuerpo es un portador de signos y símbolos dando elementos para pensar una cartografía que lo ubica en diferentes espacios de sentido según sus propios atributos. Lo corporal como elemento de análisis, nos advierte, nos aproxima a lo social.