Los procesos de gestión, por un lado, y un diseño/construcción amigable con el ambiente, por el otro, son las dos caras necesarias de una misma moneda, con lo cual tender a un desarrollo sustentable de la ciudad. Implica disminuir los consumos energéticos y las emisiones ambientales, en sí, el impacto sobre los recursos y sobre nuestros espacios de vida. Los primeros, se caracterizan por procesos institucionales e interinstitucionales que definen el comportamiento físico y ambiental que se desarrolla en un cierto sistema, en este caso la ciudad, sus edificios y sus espacios de uso público involucrados, teniendo en cuenta no sólo la jerarquía de los procesos, sino sus niveles de análisis. El segundo, por la resolución eficiente del “sistema edilicio” con lo cual optimizar los procesos energéticos, térmicos, ambientales, de confort y habitabilidad, sin que el sistema pierda calidad. Los primeros se asientan en tecnología de diagnóstico y control temprano, conjunto de procedimientos con el fin de visualizar el comportamiento de ciertos procesos, detectar distorsiones y poder generar escenarios prospectivos. Los segundos, a partir de una tecnología actualmente viable, conocida, generalmente de bajo costo, de conocimiento experto. Dos caras de una misma moneda. Dos puntas de un mismo ovillo el cual tenemos que desatar.