La sociedad moderna actual cuenta con innumerables productos que surgen como resultado de procesos de síntesis química. En este contexto, nuestra calidad de vida es fuertemente dependiente del consumo de productos farmacéuticos, tales como antibióticos, analgésicos, o antiinflamatorios. La industria farmacéutica logró un gran desarrollo en épocas donde se desconocía la potencialidad tóxica de algunos reactivos y solventes empleados, descuidándose también el tratamiento y depósito de residuos generados. Estos aspectos, junto con otros factores, han logrado que el desarrollo de la industria sea acompañado por una percepción negativa de la población en general.