En los últimos años, los estudios sobre el desarrollo internacional de la eugenesia han cobrado un impulso particular. En elcontexto centrado en Europa mediterránea y en Latinoamérica, los trabajos precursores de Nancy Stepan (1991), Anne Carol (1995) y Raquel Álvarez Peláez (1999) permitieron abrir una especie de “caja de Pandora” al detectar fuentes y construir nuevas miradas sobre fuentes ya conocidas. En efecto, merced al impacto de sus trabajos pioneros fue generándose un creciente interés en el campo de la investigación de esa “ciencia del cultivo de la raza”, y, desde los años 1990, los estudios sobre eugenesia dejaron de concentrarse exclusivamente en el mundo anglosajón y en su relación unívoca con los totalitarismos del período entreguerras.
En este sentido, se abordan aquí las vinculaciones inmanentes que la eugenesia presenta con los ejes conceptuales salud/enfermedad, normalidad/anormalidad, inclusión/exclusión, colocando a la perspectiva histórica en un diálogo inacabado con el presente. Así, y desplazándose más allá de una identificación taxativa con episodios que tienen un inicio y un final, quedan latentes interrogantes que denotan los límites borrosos de la eugenesia:
¿Cómo se trazó en distintos momentos la frontera entre lo sano y lo insano? ¿Quién/quiénes y bajo qué motivaciones trascendentes al plano individual la fijaron? ¿Cuáles fueron los alcances de la eugenesia? ¿Cuántos de sus postulados se mantuvieron inalterables en países no anglosajones y hasta dónde las hibridaciones turbaron sus postulados iniciales? En definitiva, ¿Por qué es válido hablar de eugenesia más allá del nazismo?