En Argentina, durante la segunda mitad del año 2007, se produjeron importantes pujas políticas, partidarias y sociales en torno al re-acomodamiento gubernamental posterior al mes de diciembre. Las elecciones a presidente de la nación, llevadas a cabo en el mes de octubre, constituyen un caso patente de politización de los discursos sobre la (in)seguridad urbana y el delito.
Esta politización no supone una mera apropiación retórica por parte de un determinado grupo de sujetos pertenecientes a una suerte de “clase política” dirigente. Aun cuando en este trabajo analizaremos los discursos de candidatos a cargos de ejecutivos, está politización abarca una serie de situaciones esencialmente complejas y en las que es posible observar, entre otras cosas, el volátil y sensible intercambio comunicativo entre ciudadanos y representantes y que tienen al crimen y el control del crimen como epicentro del debate; las respuestas gubernamentales reactivas e ineficaces ante los reclamos de los residentes y que suponen gestiones de grandes “escándalos”; el progresivo desplazamiento de la “elite académica” en el monopolio de discurso en torno al delito y la emergencia de otros actores que se involucran activamente en estos temas - los medios de comunicación, vecinos agrupados en la “lucha contra el delito”, los/as dirigentes políticos-partidarios, los/as legisladores/as, los/as victimas de delitos- (Sozzo, 2003: 85; Garland, 2005: 49).