La formación puede ser comprendida como proceso dialéctico, subjetivo–histórico (Zemelman, Lizárraga Bernal); o individual-competitivo (Drucker); o reconfigurante de la experiencia de sí (Larrosa; Ferry); o anamnético (Mélich y Bárcena). Referenciaremos aspectos centrales de algunos de estos, considerando que aportan a los sentidos que sobre la necesaria refundación del vínculo pedagógico venimos sosteniendo desde un enfoque propositivo en pedagogía.