¿Al sostener que la discapacidad es una construcción social no caemos en el riesgo de sociologizar la discapacidad y negar que la misma posee como anclaje un cuerpo fisiológico? Como señalan Arthur Kleinman y Joan Kleinman (1991) las consecuencias de caer en tal determinismo no son éticamente más aceptables que aquellas derivadas del reduccionismo biologicista. En todo caso, lo que parece evidente, es que el abordaje de la discapacidad so riesgo de caer en una caricatura de la experiencia humana (Kleinman y Kleinman, 1991), requiere una concepción del cuerpo que no lo reduzca ni a un conjunto yuxtapuesto de órganos ni a una mera representación psicológica. Se hace necesaria, una perspectiva que comprenda al cuerpo como un producto social (Bourdieu, 1991, Mauss 1979), pero, principalmente, como “pivote” de la experiencia, es decir, como medio a partir del cual adherimos a un mundo intersubjetivo (Merleau-Ponty, 1975). En este sentido, consideramos que la teoría de la práctica de Pierre Bourdieu (1991,1999) a la luz de los aportes de la obra de Maurice Merleau-Ponty (1975) nos brinda elementos para tensionar la relación entre individuo/ sociedad, naturaleza/cultura, deficiencia/discapacidad.