Antes que nada, un aviso: escribir sobre Dark no es escribir sobre la serie. O quizás sí, pero sólo un poco, una pizca, un atisbo, una pitada de pucho caído. La referencia, casi siempre, se va para otro lado y nos metemos de lleno en las consideraciones sobre el tiempo, el pasado, el presente, el futuro y los gusanos cotidianos que nos obligan a encontrar continuidades y a sufrir lo ya vivido, acumulado, tumbado en el tránsito de la reiteración.
Más allá de la trama atractiva ideada por Baran bo Odar y Jantje Fries, el guión afilado con largas revisiones y el cierre de la(s) historia(s) en la tercera y -al parecer- última temporada, lo que queda siempre es la sensación de vivir un constante ir y venir por mundos posibles. Observamos universos forjados a fuego lento y también a puro vértigo, con causa y efecto, con lo dicho y no dicho, más sujetos a un cauce ya escrito que a una decisión propia y emancipada.