El llamado arte de calle es un flujo continuo, cada día capas frescas de pintura o nuevos esténciles aparecen durante la noche en la Ciudad para transformarla. Se trata de un proceso de renovación permanente donde nuevos trazos se enciman, en interminables franjas de trazos desteñidos sobre los muros de la Ciudad, los vagones del metro o los vidrios de los autobuses.