La devaluación y pesificación a comienzos de 2002 determinaron el fin del “modelo” de la convertibilidad y la inauguración de una nueva etapa con importantes cambios en el patrón de acumulación que beneficiaron sobre todo al sector transable de la economía. Estas medidas no fueron sólo la expresión a nivel estatal de un cambio en las relaciones de fuerza entre clases y fracciones de clase sino que las mismas reforzaron y plasmaron dicho cambio. En general, entre los pocos autores que trataron este período reciente enfocando su análisis en la clase dominante hay coincidencia en que el abandono de la convertibilidad produjo modificaciones en el bloque en el poder, aunque no hay acuerdo sobre el alcance y el tipo de cambios que tuvieron lugar. La hipótesis principal en este aspecto es que la salida de la convertibilidad produjo un cambio en las relaciones de fuerza en el interior del bloque en el poder que incluyó el ascenso de una nueva fracción hegemónica que terminó desplazando al capital financiero y sus aliados. Naturalmente, esto no supone que las fracciones burguesas otrora hegemónicas hayan sido excluidas del bloque dominante sino que pasaron a ocupar un lugar subordinado en el interior del mismo. Las transformaciones en este nivel pueden ser observadas principalmente a partir de un análisis de los cambios en la política económica y sus consecuencias sobre las distintas fracciones capitalistas.