La noción de biopolítica, según lo entiende Michel Foucault (2007), se refiere a una configuración del saber, del poder y de la verdad cuyo principal objetivo es una manera genérica de administración de la vida. Conceptualmente, los dispositivos no se limitan a las agencias de seguridad estatales ni a la seguridad como ámbito de intervención penal, sino que operan a través de un extenso abanico conformado por: las políticas públicas en general (sanitarias, demográficas, políticas y también las llamadas “políticas de seguridad); sus agentes, tanto estatales como organizaciones de la sociedad civil, empresas y entidades filantrópicas; el “público” y los medios de comunicación que ocupan un lugar privilegiado en dichas tecnologías; y los dispositivos de seguridad, que comprenden prácticas discursivas y no discursivas: instituciones, reglamentos, delimitaciones territoriales, procesos de subjetivación, etcétera (Foucault, 2007).
los medios de comunicación juegan un rol fundamental en la construcción discursiva del binomio seguridad/inseguridad donde no se problematiza ninguno de sus componentes sino que se naturalizan a través de la circulación de discursividades y simbolismos. De allí que, para abordar esta problemática, este trabajo indaga en el tratamiento que los medios de comunicación han dado a los casos de Walter Bulacio, asesinado luego de una razzia policial; la tragedia de Cromagnon y el asesinato de Martín Castellucci a manos de un “patovica” en la puerta de un local bailable, y cómo su difusión y visibilización despliega la respuesta política afirmando la nueva prevención al tiempo que generan la respuesta de las víctimas en reclamo de justicia.
A fin de analizar estos casos, y considerando que la construcción de poder y subjetividad está fuertemente ligada a los medios de comunicación, se analiza cómo se construye esa mirada del “otro” y de las circunstancias que derivaron en su muerte, desde el discurso de dos medios gráficos: Clarín y Página/12. El primero por ser el diario de mayor tirada que, siendo propiedad de un grupo multimedia, replica la información en otros soportes mediáticos; el otro por su tinte “progresista”, del que se supone, a priori, una mirada distinta.
Estas líneas de trabajo permiten reflexionar a partir de tres ejes fundamentales
planteados teóricamente:
a) el saber y la construcción de la subjetividad;
b) el poder entendido, como un entramado de relaciones, y
c) la gobernabilidad.
Para abordarlos, se consideran diversas categorías analíticas:
a) la imagen que se construye de los diversos actores y sobre las víctimas y los
victimarios;
b) los binomios legitimidad/deslegitimación y paz social/protesta;
c) los cambios normativos.