La definición del problema de investigación constituye una trilogía doblemente revestida: por un lado, la delimitación del preguntar, su carácter mayéutico (el “arte de dar a luz” de tipo socrático-heidegeriano del preguntar en general) y, por otro, la delimitación del señalar develante, su carácter heurístico (el “arte de des-encubrir o des-velar” hermenéutico), ambos aspectos constituidos por la tripartición silogística del ente que se estudia: su nivel fenoménico, objetual y problemático. La reflexión desarrollada mediante esta ponencia, trata tres aspectos que con frecuencia son confundidos y, por ello, poco trabajados en los procesos de investigación social y filosófica: la hermenéutica y semiótica del lenguaje interrogativo incluido en la que el filósofo Martin Heidegger llamó “persecusión de la pregunta”, analizado aquí en su carácter mayéutico y heurístico; la distinción metodológica silogística entre “definición” y “planteamiento” del problema; y, por último, la incitación aplicativa de los gigantescos conglomerados urbanos “metacitadinos” (que rebasaron el nivel de “ciudad”, a los que propongo, por ese motivo, la denominación de “fenociudades”) al estudio de los complejos problemáticos emergentes.