En la enseñanza de la Geografía de nivel medio, los contenidos ambientales tienen un protagonismo muy próximo a la identidad de la disciplina en la escuela. Enseñar geografía es casi sinónimo del estudio de los recursos naturales, los riesgos de desastre por causas naturales, la clasificación y el ordenamiento de información vinculada con las características físicas y climáticas de diferentes zonas geográficas. A partir de anteriores investigaciones y del cotidiano escolar, puede decirse que el paradigma alternativo que aborda los problemas ambientales desde la dimensión social, desde la complejidad, aún no ha impactado profundamente en la enseñanza. Las prácticas escolares continúan, en muchas instituciones, basándose en la descripción de rasgos físicos desarticulados de una problemática que les dé sentido a su conocimiento y apropiación por parte del estudiantado. Una de las ventanas por donde es posible detectar esta situación es la evaluación, ya que constituye una fuente de información respecto del proceso de enseñanza. Las evaluaciones clásicas del conocimiento geográfico ambiental se basan generalmente en ejercicios de localización y reproducción de información descriptiva o fáctica, dejando en un lugar marginal la comprensión de relaciones entre factores físicos y dinámicas sociales. En este trabajo nos proponemos brindar un panorama acerca de los modos más comunes de evaluar contenidos ambientales en la escuela, y analizar y reflexionar sobre la potencialidad pedagógica de los instrumentos de evaluación de los contenidos ambientales desde una perspectiva crítica que apunte a reforzar la integración de saberes, la contextualización y la complejidad.