El turismo como fenómeno social actúa como correlato de una determinada identidad cultural conformando un proceso de inscripción de valores sociales y simbólicos en un espacio físico, que involucra, al mismo tiempo, transitoriedad global y especificidad cultural. De esta manera, el territorio turístico es producto de una construcción social dada por la movilidad, el intercambio, la negociación, la resistencia y la articulación de sentidos, imaginarios, significados, experiencias e interpretaciones en una perspectiva multiescalar y rizomática.