Los estudios genéticos, que de un modo regular e intensivo en las últimas décadas, examinan la obra de Proust en sus diversos manuscritos, copias mecanografiadas, pruebas corregidas y agregados -además de las famosas "paperoles"- que se fueron superponiendo a través de los trece años que duró la composición de À la recherche du temps perdu (1909- 1922) dan cuenta de la complejidad que encietTa la edición de cualquiera de sus volúmenes, pero muy especialmente de los tres últimos, los más trabajados, revisados e inconclusos de su obra. A través de esa incesante reescritura con su proliferación de variantes y modificaciones, puede llamar la atención la permanencia del título, o mejor dicho, del subtítulo "Le Bal de tetes" / "El baile de máscaras" con el que Proust designa el último episodio de su novela a través de sus distintos estados desde los primeros borradores de 1909 hasta las versiones y relecturas finales en los años 1920-22. Se ha dicho que la política de lo literario consiste en desplegar "un nuevo régimen de adecuación entre la significancia de las palabras y la visibilidad de las cosas" (Ranciere 24). Dado que esa política de adecuación es en Proust, como se sabe, reconocida y declaradamente analogizante, quizá valga la pena detenerse aquí a examinar brevemente, por una parte, el recorrido genético de esta permanencia titular que privilegia la imagen y la noción analógica de máscara -punto de reflexión dentro de lo literario francés en este encuentro-, y por la otra, entre las tantas y complejas implicancias narrativas de esta centralidad titular, la modulación socio-política que en ella destaca el realizador chileno Raoul Ruiz en su film El tiempo recobrado (1999), como deriva lectora cinematográfica del episodio.