La antibiosis se da en la relación entre seres humanos y la enfermedad que ocasionan los microorganismos. Si una persona es afectada por gérmenes, ésta es el organismo lastimado; si el ataque de germen es repelido por defensas del cuerpo, los gérmenes son los organismos lastimados. Cuando el sistema de defensa de una persona no puede controlar la antibiosis en su favor, se usan los antibióticos para desequilibrar la balanza hacia la salud. A partir de 1928, cuando Fleming descubrió la penicilina, comenzó la llamada época de los antibióticos y, desde esa fecha, se produjo un incremento de forma exponencial en la creación de nuevas clases de estos agentes, especialmente en países desarrollados. La introducción de estos antibióticos generó una reducción significativa en la morbimortalidad debida a enfermedades infecciosas y prolongó la esperanza de vida de la población. Esto trajo como consecuencia un aumento en la esperanza de vida por el descenso de la mortalidad de pacientes por enfermedades infecciosas, pero ahora hemos caído en el otro extremo abusando del uso de los antibióticos y, por lo tanto, creando una serie de resistencias bacterianas que implican una lucha cotidiana para crear nuevos antibióticos En México y en particular en la Ciudad de Zacatecas se respetan las normas de salud nacionales e internacionales como estrategias para evitar que siga incrementado la resistencia bacteriana y propician el uso racional de los antibióticos. La OMS ha establecido que deben existir prioridades para la aplicación y uso de los antibióticos. Ha generado guías para poner en práctica las intervenciones para evitar la resistencia bacteriana, ha generado estrategias para el monitoreo de los resultados de estudios de resistencia bacteriana y ha generado manuales de intervenciones recomendadas en su publicación de Estrategia mundial de la OMS para contener la resistencia a los antimicrobianos.