La presente tesis estudia los escritos literarios, periodísticos y ensayísticos de Francisco Urondo desde la hipótesis de que la “obra” se configura en diálogo con “prácticas culturales”, “formaciones” y textos literarios de otros autores. Desde esta perspectiva se vinculan las variaciones temáticas y compositivas –las cuales toman diversos matices dependiendo del género– con las prácticas culturales, las formaciones en las que Urondo participó y los textos literarios con los que su obra produce “envíos”. Cabe destacar que el análisis de las formaciones literarias y de las intervenciones culturales es fundamental en tanto éstas son constitutivas de la experiencia desde la cual se trama su escritura.
La tesis se organiza en tres capítulos; cada uno da cuenta de modo diferenciado de las relaciones entre escritura, formaciones y prácticas culturales, según tres períodos de producción: 1954-1959; 1960-1969: 1970-1974. Diferencia en la que pervive una “marca” constituida en tres núcleos de sentido:
1. La búsqueda de la expresión literaria que encuentra su fundamento en nombrar aquello que se vincula a su experiencia –situaciones, historia, lugares, lazos afectivos, emociones– a través de una lengua que busca constituirse en relación con modalidades del habla. Decir lo propio se constituye en proceso de indagación en el cual se ensayan diversos modos de resolución según los diferentes géneros por los que transita. En el acercamiento al invencionismo y a la poesía de la zona en la primera etapa, al coloquialismo y realismo en la segunda y al testimonio en la tercera se encuentran delineados los tres recorridos que esta escritura asume.
2. La constitución de un punto de vista centrado en el yo como objeto y sujeto de conocimiento. Siguiendo esta línea, la temática central es la historia en tanto memoria entrelazada al recorrido individual y, en ocasiones, en tanto el yo se yuxtapone a un nosotros construido en términos de generación, el derrotero se torna colectivo.
3. El arte entendido como forma de comunicación entre los hombres y la tarea por parte de los intelectuales de promoverla. Desde sus inicios, la perspectiva de la comunicación estuvo presente en Urondo entendida como potencia del arte en crear vínculos. En esta dirección, son los intelectuales (y del análisis de los textos periodísticos y ensayísticos de este escritor se considera tales a los escritores y artistas que se piensan en relación activa con su contexto) los que deben facilitar que ésta logre realizarse, pues a menudo la capacidad comunicativa es soslayada, interrumpida u obstaculizada por otros factores presentes en la sociedad como la denominada “industria cultural”.