En este artículo, se toman para el análisis y la interpretación de una práctica de enseñanza, tres soportes didácticos o categorías teóricas propuestos por Gloria Edelstein (2011) desde la Didáctica General. Nos proponemos así conceptualizar y sistematizar un proceso educativo, con un abordaje que haga foco en los sujetos que enseñan y en el contexto de la clase como unidad de análisis. Los tres soportes didácticos a los que hacemos referencia son: 1-Los núcleos conceptuales. 2-El modus operandi. 3-La reflexión crítica.
Es fundamental la vinculación de estas tres categorías con la Antropología Social, y en particular con el método etnográfico. También se tienen en cuenta aportes de la narrativa en investigación educativa y de la Sociología. La potencia de estas vinculaciones se encuentra en que posibilitan recuperar las subjetividades en la enseñanza. De esta manera, en primer lugar, los núcleos conceptuales se constituyen en referencias para la objetivación de lo enseñando por un sujeto implicado en la reconstrucción crítica de la realidad. Esto se diferencia de la concepción de la docencia como transmisión de conocimientos validados únicamente desde el exterior de las situaciones en las que se desarrolla la enseñanza (pretensión tecnocrática). En segundo lugar, la noción de modus operandi nos permite indagar en la enseñanza, en base a la definición de observables directos y observables construidos, para abordar las micro y macro decisiones docentes. Por último, la reflexión crítica introduce la explicitación del diálogo entre teoría y práctica, ya que concebimos la actividad docente como quehacer orientado por supuestos o representaciones sociales. Por medio de su problematización contextualizada, estos supuestos pueden ser reflexionados para la revisión de las propuestas de enseñanza y sus necesarias transformaciones en relación con la valoración de las subjetividades.